Hablamos con Laura Gutiérrez, doctora en Antropología e investigadora en biotecnologías agrarias, sobre los transgénicos. A continuación, le contamos las respuestas a algunas de las preguntas más frecuentes sobre el tema.
¿Qué son los transgénicos?
Los transgénicos son variedades de plantas que han sido modificadas genéticamente para insertarles un gen de otra especie —generalmente de bacterias o de virus— que les confiere una característica deseada.
Los que más se cultivan han sido modificados genéticamente para expresar dos características por separado o al mismo tiempo: la tolerancia a herbicidas como glifosato, glufosinato de amonio y 24D y la resistencia a insectos.
¿En qué cultivos se han desarrollado semillas transgénicas?
Los cultivos transgénicos que más se siembran en el mundo son soya, maíz, algodón y canola. Existen, además, semillas transgénicas de otros productos agrícolas, como trigo, papaya, berenjena, piña, caña de azúcar, alfalfa y papa.
¿Cuándo empezaron a comercializarse los transgénicos?
A nivel mundial, los transgénicos empezaron a ser comercializados desde 1994.
¿Cuál fue el primer cultivo transgénico que hubo en Colombia?
El primer cultivo transgénico que hubo en Colombia fue un clavel. Este fue modificado para que fuera de color azul y fue aprobado en el año 2000. En el 2003 se aprobó el uso de semillas transgénicas de algodón, en el 2007 de maíz y en el 2010 de soya transgénica.
¿Qué desarrollos ha tenido recientemente la tecnología de semillas genéticamente modificadas?
Con las nuevas técnicas de edición genética y especialmente con la técnica conocida como CRISPR-Cas9, que le valió el premio Nobel de química en 2020 a sus creadores, Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, se ha avanzado en el desarrollo de plantas cuyo genoma es editado directamente para darles las características deseadas, sin tenerles que introducir material genético proveniente de otras especies.
¿Cómo puedo reconocer una semilla transgénica?
Salvo en los casos en los que la casa matriz las tiñe de algún color para diferenciarlas, como ocurre con algunas semillas de algodón, es necesario realizar pruebas de laboratorio para reconocer las semillas transgénicas.
¿Qué ventajas tienen las semillas transgénicas?
Algunos expertos han manifestado que, pese a los altos costos de esta tecnología —no solo se deben comprar las semillas sino el paquete tecnológico necesario para que estas desplieguen su potencial—, los mayores rendimientos la hacen eficiente en términos de la relación costo/beneficio.
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Debido a que logran incrementos significativos en la productividad agrícola, los transgénicos han sido defendidos como una herramienta importante en la lucha mundial contra el hambre.
Expertos también han exaltado las posibilidades de las semillas transgénicas en el contexto del cambio climático, pues estas pueden ser desarrolladas para que sean, por ejemplo, altamente resistentes a las sequías.
También se ha resaltado el potencial de esta tecnología para contribuir a resolver problemas de salud pública, en especial deficiencias de nutrientes. Por ejemplo, biotecnólogos desarrollaron semillas transgénicas de arroz dorado con un alto contenido de vitamina A.
¿Por qué son criticadas las semillas transgénicas?
Expertos han planteado críticas de diversos tipos.
Desde el punto de vista ambiental, una crítica frecuente a esta tecnología consiste en que los paquetes tecnológicos que acompañan el uso de semillas transgénicas, los cuales incluyen fertilizantes, plaguicidas y herbicidas de síntesis química, contaminan las aguas; afectan la biota de los suelos, reduciendo su fertilidad, y comprometen la biodiversidad al perjudicar a otros organismos, incluyendo insectos importantes para la polinización de muchas especies alimenticias y silvestres.
Otra crítica tiene que ver con la posibilidad de que variedades de semillas transgénicas se crucen con variedades que no han sido genéticamente modificadas, ya sean certificadas o criollas, y afecten la agrobiodiversidad.
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Desde el punto de vista social, una crítica común tiene que ver con el hecho de que pocas empresas de biotecnología controlan la mayor parte del mercado de las semillas transgénicas y los paquetes tecnológicos que las acompañan, con lo que han concentrado un gran poder que dificulta su regulación por parte de los Estados y la sociedad civil y pone en riesgo la seguridad y la soberanía alimentaria de las naciones y los pueblos.
El control oligopólico de las semillas se sustenta, en gran parte, en la propiedad intelectual. Especialmente, se sustenta en patentes que restringen el libre uso, reproducción e intercambio de las semillas por parte de las comunidades agrícolas del mundo, en cuyas variedades agrícolas y conocimientos se apoyaron las transnacionales de la biotecnología para desarrollar los transgénicos.
Finalmente, algunos expertos han señalado la importancia de aplicar el principio de precaución y no sembrar ni comercializar las semillas transgénicas a nivel global, dado el poco tiempo que ha transcurrido desde que la tecnología fue desarrollada y la incertidumbre sobre sus posibles efectos de largo plazo en la salud humana y el ambiente.
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Transgénicos en 8 preguntas y respuestas breves | Más Colombia